Por José Díaz López
…..La sucesión presidencial, es la lucha por el poder de todos los poderes: la Presidencia de la República, por el poder económico, simbólico y administrativo que la institución presidencial tiene. Ese es el objetivo de la sucesión presidencial.
Y adicionamos la lucha por la mayoría constitucional en la Cámara de Senadores, diputados y las legislaturas locales como Chihuahua. Siendo estos son los objetivos en disputa de la sucesión, tanto para el conservadurismo como para las fuerzas progresistas que hoy recorren al país.

El escenario actual es que todos los pronósticos anticipan que el conservadurismo la tiene perdida.
El poder con el que llega Morena a la cita electoral es que llega con la definitoria influencia que significan las 21 gubernaturas que tiene en su haber, más el enorme poder de la Presidencia de la República, lo cual constituye teóricamente un respaldo social de aproximadamente 31 millones de electores, que pudieran tomarse en cuenta como el “voto duro” de Morena, en base a que ha venido ganando constantemente las gubernaturas más importantes.
Por eso, los analistas dicen que el conservadurismo está derrotado en toda la línea en la elección que viene.
En ese panorama general de los últimos años, el conservadurismo va en retirada, buscando defender su permanencia en el sistema de partidos.
Y en medio de ese desastre busca un candidato idóneo, para “intentar” frenar el consistente avance de Morena.
Para darnos una idea más objetiva del escenario de la lucha electoral, digamos que son dos ejércitos peleando por ese objetivo principal, así como los otros objetivos, no menos importantes, ya citados.
Sin embargo, se debe reconocer que el ejército del conservadurismo, va en franca retirada por las constantes y repetidas derrotas en 21 gubernaturas.
Por lo que la lucha entre ambos bandos realmente es muy desigual. Aunque por el marketing de los conservadores traten de decir que “están en igualdad de fuerzas y de posiciones”, eso es absolutamente una falacia basada en su imaginación.
Como lo es por ejemplo el que digan que Xóchitl Gálvez es un “fenómeno social” y que “encuestas recientes arrojan un empate técnico entre ella y la candidata más fuerte de Morena Claudia Sheinbaum”. Lo cual sólo existe en la imaginación de esos marketineros y un segmento de receptores ávidos de mentiras.
Fuera de ese segmento, ese marketing, no se los cree nadie, pues en realidad, como lo dicen los datos duros de la predisposición electoral y el enorme poder de las 21 gubernaturas más el de la Presidencia de la República en manos de Morena, el frente conservador es una débil minoría con solo 7 gubernaturas, que va en franca retirada y se agarra de cualquier tipo de fantasía que retarde su caída.
Repetimos la realidad del poder conservador, está en que ya solamente controla 7 gubernaturas, frente a las 21 y la Presidencia de la República de Morena y con encuestas cercanas al 60% de aceptación social.
Este es el poder real, los datos duros en el escenario de la sucesión y no los que maneja el frente conservador en su propaganda de inteligencia artificial.
Además, el frente conservador aún tiene varios problemas a resolver de aquí a la designación oficial de la candidata.
En efecto, el destape de Xóchitl Gálvez en los primeros momentos provocó una cargada de “unidad” a su favor en los dueños políticos y empresariales que mandan en el frente conservador. Pero conforme han pasado los días, el apoyo a ella, se ha conflictuado dentro del frente, debido a la confesión imprudente sobre su origen ideológico de que es “marxista trotskista”, que es de izquierda, que “apoya las reformas sociales de López Obrador” y que tiene una posición “pro aborto”, etc., lo cual provocó una crisis dentro y fuera del PAN, en aquellos sectores anticomunistas y anti abortistas como el yunque, frena, grupos civiles de la iglesia antiabortista etc. Lo cual infunde un gran golpe a la unidad del frente conservador.
Igualmente, para el registro de candidatos en el PRI, que también quieren la candidatura en el frente conservador, el destape-madruguete de Xóchitl representó la señal para oponerse a la misma, posicionándola duramente como “pequeña y orejona” frente a la experiencia de los políticos priístas; y además se han tomado muy en serio el procedimiento de la designación, como “cerrando los ojos” ante el dedazo de la hidalguense y exigiendo la realización de debates entre todos ellos. Lo cual va a provocar más problemas de los que ya tienen entre ellos.
Por lo que se ve, el frente conservador no alcanza a resolver un problema cuando ya tiene otros encima.
Diario de Chihuahua.
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