Hasta el resultado oficial….

Columna: La Jirigrilla con César Luis Ibarra.

La entrega de hoy es muy sencilla, “que bueno que no hubo una violencia desmedida”, ese pudiera ser el centro de esta elección. es decir, al margen de los resultados que tendrán que ser validados por la autoridad electoral, lo más tranquilizador es que no fue la violencia el centro de esta elección, que pintaba para ser una de las más violentas en nuestra democracia demasiado pobre históricamente hablando.

El segundo gran mensaje que deja está elección y de forma muy clara, es que los partidos políticos, sobre todo los de oposición, de plano ya están sobrepasados, que tienen ellos que someterse a un proceso de modificación profunda, tanto en sus reglas internas, como en los sistemas que utilizan para definir a sus candidatos.

Y es que el grave problema es ese, que ellos nos presentan a sus candidatos, no a los candidatos que la mayoría esperaba, o cuando menos candidatos que tengan mejor oportunidad de ganar.

El otro asunto sobre el que hay que insistir es en lo necesario  que resulta encontrar mecanismos más claros para evitar “el madruguete” esa costumbre tan arraigada que tienen los dirigentes de los partidos políticos y algunos candidatos de salir a cantar victoria, cuando claramente fueron derrotados.

Valdría la pena que existieran mecanismos de castigo a los candidatos, a los partidos políticos, a los medios de comunicación y a los dirigentes partidistas que salgan a cantar triunfos y que luego se defina que eso era mentira descarada.

Es decir, así como en el pasado se estableció por ley la imposibilidad a los medios de comunicación de publicar encuestas de salida,  antes del cierre de las urnas, eso mismo debería de aplicarse a quienes buscan el madruguete, que puede dar pie a que se inicien conflictos post electorales.

Al momento de preparar esta entrega, todavía no estaban claros los resultados finales, pero se señalaba que la 4T mantiene el control político del país, que Cláudia Sheinbaum gana la presidencia y que de las 9 gubernaturas en juego, mantenían siete, entre ellas la Ciudad de México, Veracruz y Puebla, solo Jalisco se mantenía en manos de Movimiento Ciudadano y Yucatán para el PAN.

Claro, se pueden dar cambios conforme se sumen los votos finales, pero el triunfo de Morena y sus aliados en esos estados parecía irreversible.

En lo local, las derrotas serán muy dolorosas para quienes participaron pensando en el fututo cercano, hay que esperar a ver los resultados finales, pero este lunes 3 de junio es la fecha de arranque para el proceso 2027. Tiene que darse el conteo final de los votos, pero de entrada ka primera pregunta que muchos se hacen es: ¿hay candidatos claros para la gubernatura?

Pero antes de despejar esa duda, en cada partido político deberán de entrar a una revisión profunda de su realidad, de sus mecanismos, de sus formas de hacer campaña, de su presencia real de cara al ciudadano.

En este espacio señalamos en diversas entregas, que esta elección presidencial no logró penetrar la calle, que para la mayoría hasta parece que no había campañas, como si elegir a quien iba a suceder al presidente,  no importará, que los candidatos locales brillaron por su ausencia.

Hay quien preguntaba, ¿de plano los mexicanos no nos damos cuenta de la verdad? Y cuando hacían esa pregunta, claro que se referían a su versión de que México va por el peor rumbo posible. La respuesta era dolorosa para muchos, pero lo cierto es que al parecer cuando hacían esa pregunta se olvidaban de los 70 años de la dictadura perfecta, con pésimos gobiernos, de pésimos resultados y que a pesar de eso, seguían ganado elecciones.

Deje usted de lado el tema de los fraudes y todas esas cosas que son ciertas en nuestra muy pobre democracia. El hecho es que la oposición no pudo, no supo o no quiso hacer lo necesario para convencer a las mayorías. A la mejor, puede ser, que el hecho es que la mayoría nunca vio un cambio en la oposición,

Había quienes decían, “la solución está en la sociedad en su conjunto” y en diversas entregas en este espacio lo señalamos, el hecho es que para lograr una votación que rompa todos los porcentajes de participación, que rompa la estadística, se necesita obligatoriamente de un adalid en la oposición, que la campaña no esté en manos de los partidos políticos y que mientras eso no ocurra, la elección la gana “el que la tiene más fácil”.

Hace años nos tocó escuchar la frase, “no nos ganaron, perdimos nosotros”, pues bien esta elección de nuevo es esa lección repetida, que parece les es imposible entender, “el voto ciudadano se gana”, pues independientemente del poder y capacidad del “sistema” para mover votos a su favor, el hecho es que cuando el ciudadano es convencido de votar por la oposición, lo hace.

Ya habrá tiempo para el análisis puntual de los resultados, de los números finales, de los casos que más nos llame la atención, de lo que va a pasar con el Congreso del Estado, de lo que significan las números, de quienes ganaron y de quienes perdieron y de los cambios que esto va a generar, por lo pronto una apuesta, dura, dolorosa para algunos, ¿a que los derrotados van a decir que la culpa no es de ellos?

La respuesta de esa pregunta es lo que va a explicar muchas cosas, entre otras, que la culpa no es de los ciudadanos, pues las derrotas son de los candidatos y de sus partidos políticos. ¿Se entiende no?…

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