Échale la culpa al PRI…

A este viejo recurso, de culpar al que marcha al lado de todo lo malo que pasa, recurre ahora el senador Damián Zepeda Vidales…

Rafael Cano Franco / Analista

…Ciudad de México.- Durante mucho tiempo, en los ámbitos electores y políticos se acuñó la frase “échale la culpa al PRI” y con esto se intentaba explicar todo lo malo que sucedía, no es que faltaran a la verdad, pero en no pocas ocasiones también se exageró o se abusó de esa expresión.

A este viejo recurso, de culpar al que marcha al lado de todo lo malo que pasa, recurre ahora el senador Damián Zepeda Vidales.

Este personaje era el dirigente nacional del PAN al momento de la derrota electoral del 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de la República y la derrota lo llevó a tener que dejar la dirigencia de ese partido.

En la narrativa actual, Damián Zepeda dice que la alianza con el PRI en esta elección del 2024 fue perjudicial para su partido y dado eso expone que se debe romper con el Tricolor. Seguramente hay razones para pensar así, sobre todo cuando desde la tribuna presidencial se exhibió lo que se denominó “PRIAN”, que representa corrupción, neoliberalismo y todo lo que Morena dice combatir.

Al calor del resultado esto parece cierto, sin embargo, un análisis somero de los números nos deja un resultado que demuestra que el más perjudicado no fue el PAN, fue el PRI.

El partido que más votos perdió entre una elección presidencial y la otra fue el PRI: del 2018 al 2024 perdió casi tres millones de sufragios; mientras que el PAN en 2018 logró 9 millones 996 mil votos y en la elección de este año se quedó con 9 millones 130 mil 979, es decir una pérdida de “apenas” 865 mil 535.

Todavía más, aliado con el Tricolor, el PAN mantuvo una estabilidad legislativa y en todo caso es el PRI quien terminó perdiendo la mayor cantidad de legisladores entre una elección y otra.

De lo anterior podemos asegurar que las causas de lo que sucede en el PAN no están en su alianza con el PRI, en todo caso están en el propio PAN.

En el pasado proceso electoral perdió en todos los estados que gobierna: Guanajuato, Querétaro, Chihuahua y Yucatán, en esta última entidad perdió también la gubernatura y solamente ganó en la elección de Aguascalientes.

En una reflexión más profunda y menos oportunista, Damián Zepeda debe hurgar al interior de su partido y cuestionar a sus gobernadores y gobernadoras panistas respecto al compromiso con el cual enfrentaron la elección.

No olvidar que en varias de esas entidades no fueron en alianza con el PRI. En Chihuahua, Yucatán y Guanajuato fueron solos y el resultado fue que los derrotaron apabullantemente.

En buena medida aquí se podría aplicar esa expresión de que “no llores como mujer lo que no supiste defender como hombre” y es que todo indicaría que al interior del PAN existieron traiciones, como en Yucatán donde candidato y gobernador jamás trabajaron en sintonía o en Chihuahua, donde se preocuparon de salvar lo local y dejaron a su suerte lo nacional.

Si Damián Zepeda tiene un poco de honestidad intelectual, entenderá que la causa real de la derrota es la fuerza de Morena que terminó por exhibir la debilidad institucional tanto del PAN como la del PRI.

Damián Zepeda no debe basar su intento de derrocar a Marko Cortés bajo el alegato de que la alianza con el PRI los perjudicó; en todo caso debe cuestionar los liderazgos internos, si cumplieron con los compromisos asumidos, pero sobre todo aceptar que la lejanía que su partido mantiene de la sociedad donde todavía son gobierno fue un factor de gran influencia para que les negaran el voto. Solamente así se explica las derrotas electorales donde mantienen el gobierno del estado.

Echarle la culpa al PRI de lo que les pasa es un recurso fácil, pero no es la verdadera razón de su debacle electoral, esa la tiene al interior de su propio partido y con un poco de autocrítica la puede visualizar y a partir de ello construir una narrativa que sea menos visceral y más objetiva respecto al papel que jugó Marko Cortés.

No se puede negar que la alianza con el PRI y con el PRD fue a contranatura, pero en términos electorales no es lo que perjudicó al PAN, la verdadera causa de la derrota la debe buscar en el cumplimiento que como gobierno tienen con los ciudadanos y si estos se sienten bien representados por los gobiernos panistas.

Porque, cosa curiosa, donde hacen buen gobierno, como en Hermosillo de donde Damián Zepeda es originario, su partido creció en la captación de votos, pero no hubiera ganado la reelección en la presidencia municipal –de lo poco, pero muy importante que ganaron en ese estado– si no hubiese tenido de aliado al PRI, que le aportó la otra mitad de los sufragios que lo llevaron a la victoria.

Se el primero en comentar

Deja un comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*