
Está en su naturaleza y por eso consideran que todo mundo actúa como ellos lo hicieron anteriormente.
Ahora sale el corralato y algunas otras voces de críticos de ocasión, que señalan una supuesta cacería de brujas y venganzas políticas en la aplicación de la justicia contra funcionarios del quinquenio tristemente célebre de Corral, cuando ellos sí agarraron parejo y mancharon la fama pública de cuanta persona se les antojó, sólo por darse el gusto de autonombrarse los luchadores contra la corrupción, siendo que tenían una cola larga que ellos mismos se pisaban.
En el quinquenio corralista se solazaban lanzando acusaciones a diestra y siniestra, en mítines en la plaza con la verborrea característica del líder, o bien, a través de los medios de comunicación.
Y ahora pretenden hacer ver que se hace lo mismo durante el actual régimen, sin tomar en cuenta las conclusiones técnicas y bases institucionales aplicadas por las Auditoría Superior y la Fiscalía Anticorrupción en los casos recientemente presentados.
Era de esperarse la reacción cómplice, pero también pecan de tener una memoria muy flaca.
Desde tiempos de la Fiscal Anticorrupción anterior, ya se veía la investigación sobre los malos manejos de los recursos que hoy se ventilan, pero la anterior Fiscal no quiso actuar, con una complicidad visible.
El mismo actual auditor, Héctor Acosta, ya había señalado, por ejemplo, los 400 millones de pesos que fuera de toda ley había pedido prestados el hoy procesado Eduardo F.H., pero pensaron que ahí quedaría todo, en un “queme” mediático, como ellos lo hacían para perjudicar la imagen de las personas.
La víspera anunciaba estos desenlaces. Contra aviso, no pueden ahora llamarse a engaño.
Diario de Chihuahua.
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