Por José Díaz López
……El hecho de que la gobernadora renunciara a seguir buscando la candidatura presidencial, implicó el abandono de la estrategia con esa finalidad y a implementar otra para dar la pelea por la defensa del poder al interior del estado.
Y en esta estrategia defensiva, se escogieron las banderas que den rendimiento electoral rumbo al 24. Eso tiene lógica. El proyecto del conservadurismo en Chihuahua implica movilizar sus segmentos sociales para la conservación de la gubernatura, la mayoría en el Congreso local y conservar la Presidencia Municipal de Chihuahua; y la finalidad de la 4Tes ganar la mayoría en el congreso local y federal y arrebatarle al PRIAN la Presidencia Municipal de Chihuahua principalmente, lo cual es el piso para ganar la gubernatura posteriormente. Ambos proyectos ajustan su actividad, cuya intensidad sube todo el tiempo.

Visiblemente el conservadurismo está desenterrando la bandera del conflicto de agua del verano del 2020. Si ya les dio rendimiento electoral en la elección pasada, sus estrategas no están escatimando esfuerzos para desenterrarla y, de ser necesario, volver a crear el conflicto por el agua, donde no lo hay.
Obviamente piensan, que si hace 3 años les funcionó a la perfección la generación del conflicto por el agua de La Boquilla para movilizar a todo el estado, obviamente lo están volviendo a intentar.
Ahora, de nueva cuenta el uso de esa bandera no se está quedando en un intento, ya es una estrategia planeada y puesta en acción en todo el estado, con mayor eco en la región centro-sur donde hay una fuerte inclinación social a “creer a ciegas” en sí que hay “un peligro inminente, real de que se la quieren llevar”. Lógicamente aún hay reminiscencias psicológicas, que se están despertando para creer en ello.
En el mismo contexto político, la judicialización de carpetas penales contra funcionarios corralistas, no le está funcionando políticamente al grupo de palacio, por la simple y sencilla razón de que pese a ser querellas donde se involucran decenas de millones de pesos en contra de ellos, están quedando en semi-libertad, lo cual, en lugar de generar un rendimiento político, genera frustración social.
Las banderas políticas “tradicionales” que tienen todos los partidos son las surgidas de las necesidades más importantes de los ciudadanos, la falta de empleo, lucha anticorrupción, salarios suficientes, inflación, salud, educación, inseguridad, obras públicas etc. Pero al parecer ya no son tan “sentidas” por la población. Nuestra época es de mayor politización, en la que la participación y la lucha por demandas de tipo democráticas, parecieran, hasta nuevo aviso, ser más importantes hoy que las tradicionales, de barandilla electoral.
Quizás por ello, para los estrategas de palacio, la arenga de la lucha por el agua “implicaría” una movilización social como como lo fue en el verano del 20, con mucho rendimiento político.
Por eso, intentan revivirla a como dé lugar. No tienen otra bandera que les pueda dar votos. Las encuestas son determinantes en ese sentido: el flujo de fuerzas sociales, sigue muy firme en buscar el cambio.
El problema de esa bandera de “la defensa del agua”, es qué en el verano del 20, había una fuerte sequía y las presas estaban casi secas. Y en efecto, la idea de Conagua de querer pagar el agua al tratado del 44, pudo movilizar a la mayoría de los chihuahuenses para evitarlo.
Pero ahora en el 23, empezó un ciclo muy bueno de lluvias y las presas tienen más del 70% de agua, habida cuenta que los cultivos del centro sur, ya llevan varios riegos. ¡Ahora SÍ hay agua! Por lo tanto, la bandera electoral, de “la defensa del agua” no tiene una urgencia altamente emocional con la realidad.
Las estrategias propagandísticas, para que tengan persuasión, con la sola saturación y repetición de la misma ya no es suficiente ¡y menos en un mundo instantáneamente comunicado!
Podrán alegar los artífices de tales banderas electorales que existen “reminiscencias” en la memoria adormilada de la gente, que pueden despertarla, manipulándola “adecuadamente”. Lo cual científicamente es cierto. Pero si tal manipulación, no coincide con la realidad y con la enorme capacidad de comunicación de hoy, no tendrán efecto alguno.
Pero además la fracción de Morena en el Congreso local, le está haciendo el vacío total a dicha bandera. Por lo que quedaría, y está quedando realmente como un eslogan más, una arenga en un chorro de agua, que pudiera tener efectos psicológicos en un segmento social, pero sin la movilización social que se busca con ello.
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