Esta semana se ha estado especulando bastante respecto a cuál es el futuro del poder judicial en México…
Sixto Duarte / Analista
….Esta semana se ha estado especulando bastante respecto a cuál es el futuro del poder judicial en México. Todavía no se entregaban las constancias de mayoría a los candidatos ganadores de las elecciones del pasado 2 de junio de 2024 y ya la turba morenista anunciaba una reforma al Poder Judicial de la Federación.

Naturalmente, cuando esta clase de anuncios se dan, el mercado comienza a ponerse nervioso, pues no es sano que un Presidente concentre tanto poder, y que el último reducto donde se puedan detener los abusos del gobierno, esté en jaque por una mayoría tiránica y opresora.
Por un lado, dicen que consultarán con especialistas. Después, que consultarán al pueblo, y más recientemente, dicen que los jueces deben elegirse mediante voto popular. Instruyeron una ‘consulta’ al pueblo a desarrollarse este fin de semana (al menos esa era la información al momento de escribir esta entrega) que curiosamente será dirigida por Morena. Es decir, todos sabemos cuál será el resultado de esa ‘consulta’. Ejemplos de ‘consultas’ que se hacen a modo sobran, en especial la de la cancelación del aeropuerto, donde solamente las huestes de Morena fueron a votar en un proceso predecible y amañado.
El hecho de que el gobierno tenga que estar consultando a esa masa amorfa e impersonal como lo es ‘el pueblo’ es un despropósito y una trampa para imponer su voluntad, barnizando la decisión como si fuera ajena. La democracia representativa establece que justamente para eso se eligen representantes populares. Sin embargo, Morena y sus secuaces quieren dotar de ‘legitimidad’ a un proceso que claramente no es legítimo. ¿Para qué queremos gobierno si todo lo van a consultar?
Yo le sugeriría a estos políticos populistas que mejor consultaran al pueblo si están de acuerdo en que se deroguen todos los impuestos del sistema tributario mexicano. Todos sabemos cuál sería la avasalladora mayoría. Y mejor todavía, que se le pregunte al pueblo si está de acuerdo en que las pensiones y becas del bienestar se aumenten al doble (estas se pagan justamente de los impuestos) para ver qué les dice el pueblo. Someter a plebiscito el precio de la gasolina sería también una buena medida, si es que es genuino su interés de escuchar al pueblo. Si únicamente lo quieren escuchar para lograr sus aviesos fines totalitarios, con una respuesta que ya tienen preparada, entonces esto es una farsa absurda y ridícula.
Insisto en que la gente no se dio cuenta del enorme poder que le dio al próximo gobierno. Con la mayoría que están a punto de lograr, la Constitución será una plastilina que podrán moldear a los antojos del gobierno en turno.
Puede sonar exagerado, sin embargo, es técnicamente posible que suceda todo lo que aquí voy a describir. Si el día de mañana el gobierno decide que toda propiedad privada pasa a ser de utilidad pública, no hay nada que impida que así sea. De esa forma, pudieran desalojar a cualquier persona de su casa, simplemente con un decreto del gobierno. Ante eso no habría defensa alguna, pues habrán cambiado la Constitución y la Ley, y además a los jueces. Con la fuerza que dan las mayorías calificadas, los ciudadanos estamos desprotegidos ante la fuerza que tendría el próximo gobierno.
Si deciden que a partir de hoy los impuestos deben incrementarse, pueden hacerlo porque el pueblo les dio esa mayoría. Pueden vedar la libertad de prensa y de expresión sin nada que pueda detener esos atropellos. Los organismos internacionales que vigilan el respeto a los derechos humanos pasarían a ser testigos de los atropellos que aquí se darían.
Los mexicanos tenemos la garantía de inviolabilidad del domicilio. Eso nos lo enseñan desde la primaria. Sin embargo, en el mismo sentido, pueden modificar la Constitución y establecer que cualquier autoridad puede, en cualquier momento, entrar al domicilio de cualquier ciudadano sin necesidad de acreditar la necesidad de que su diligencia. Parece una pesadilla, pero eso fue lo que los mexicanos votaron el pasado dos de junio.
En el mismo sentido, pudieran derogar el principio de irretroactividad de la ley si así lo consideran. Lo que hoy no es un delito, mañana puede serlo y además se puede sancionar a las personas que hubieran realizado ese hecho abstracto incluso antes de que el mismo fuera considerado delito. Es decir, quizá hoy no sea un delito sacar a pasear a mi mascota un viernes a las 8pm. Sin embargo, con la mayoría legislativa que tienen, bien pueden decir que todas las personas que en algún momento hubieran sacado a su perro a pasear un viernes después de las 8pm, son prófugas de la justicia.
La pena de muerte está prohibida en México. A partir de las nuevas mayorías legislativas se pudiera implementar nuevamente. Este es un tema en el que mucha gente estaría de acuerdo. Sin embargo, nada impediría que se mataran o desaparecieran a personas inocentes. “El que nada debe, nada teme” dice el pueblo bueno. Pero sin garantías procesales, ¿quién es inocente? Cualquier persona (incluso Usted, estimado lector) está en riesgo de ser acusado y ejecutado injustamente, así como sucedía en la cacería de brujas de Salem. En pocas palabras, estamos en riesgo de retroceder siglos.
Si el día de mañana el Gobierno de México decide emprender una lucha contra el crimen organizado (situación que no estaría mal), pudiera hacerlo con mayores herramientas. Pero ahora imagine que el Gobierno decide que a los capos del crimen organizado los tendrán que enfrentar ciudadanos reclutados a través de una leva, que es el proceso de reclutamiento forzoso para el ejército. ¿Le gustaría que sus hijos adolescentes fueran a esa guerra? Si su respuesta es no, pero su voto fue por Morena, entonces tiene una seria contradicción.
Si el oficialismo conquista la mayoría calificada en ambas cámaras, podrán modificar la ley y detener a cualquier persona por un término injustificado. En el mismo sentido, estoy seguro que muchos lectores dirán “pues yo no hice nada, no tendrían por qué detenerme”. Esa ingenuidad causa ternura, pues si en un país con división de poderes efectiva, existen chivos expiatorios para muchos asuntos, lo mismo pudiera pasarle a usted con el nuevo marco jurídico.
Hay una cláusula casi sagrada en nuestro sistema político, misma que costó sangre establecer, y es la de la no reelección. Por irónico que suene, con esta mayoría legislativa que Morena está a punto de concretar, si el Presidente López Obrador quisiera reelegirse a estas alturas, bien pudiera hacerlo. La nueva legislatura comienza funciones en septiembre. Claudia Sheinbaum tomará protesta en octubre. En ese mes de diferencia, la mayoría calificada del oficialismo bien podría incluir un artículo en la Constitución que establezca que López Obrador es el nuevo Emperador de México, dejando atrás nuestro sistema republicano. ¿Sucederá? No creo que el cinismo de estas personas llegue a tanto, pero de que técnicamente pueden hacerlo, sin duda pueden hacerlo.
Por alguna razón todo lo que ha pasado estas dos semanas desde que la gente votó por esta mayoría me recuerda a aquella canción “Algo personal” del cantautor catalán Joan Manuel Serrat. En una abierta crítica a la clase política, Serrat dice varias frases entre las que destaco: “Aunque es más turbio cómo y de qué manera, llegaron esos individuos a ser lo que son”, “A sembrar calumnias, a mentir con naturalidad”, “Tienen doble vida, son sicarios del mal”.
El derecho tutela tres bases importantes de las personas: la vida, la libertad y la propiedad. Con la mayoría que el pueblo bueno y sabio de México otorgó a los que hoy gobiernan, las tres están en grave riesgo.
Es momento de pedir a nuestros representantes, Diputados y Senadores que de ninguna manera reformen el Poder Judicial de la Federación, ni los derechos elementales contenidos en la Constitución. A menos que la gente prefiera que así sea.
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