
En un movimiento que ha causado alarma entre los países vecinos y los pescadores locales, Japón está listo para comenzar a liberar este verano más de un millón de toneladas de agua de la planta de energía nuclear Fukushima Dai-ichi destrozada. China ha emergido como el más feroz de esos críticos, diciendo que el plan pondría en peligro el medio ambiente y las vidas humanas. Japón estaba dispuesto a comunicarse con China sobre la descarga de agua desde una perspectiva científica.
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