
Arturo García Portillo…..
Se cumplió otra fecha del agitado calendario electoral que con tanto tiempo de anticipación se arrancó. Ahora fue el plazo para registrar ante la autoridad electoral las alianzas locales.
Explico el concepto. La ley establece que los partidos políticos pueden participar en un proceso electoral solos o aliados con otros. Si van aliados, hay diferentes modalidades, alianza total, parcial, mixta, o candidatura común, las diferencias son administrativas. El caso es que aliados los partidos políticos se ponen de acuerdo para apoyar una sola candidatura o planilla de ayuntamiento, y deciden de que partido salen cada candidato y sus suplentes, y sobre todo se ponen de acuerdo en lo que harán en caso de ganar. Al principio esto tenía que ocurrir con un emblema electoral común, que podía consistir en unir los logos de cada uno, o hacer uno diferente que los representara. Pero eso ya no ocurre. Ahora cada partido conserva su propio emblema en la boleta, y los votos se cuentan en el acta “por candidato”. El motivo es poder distinguir cuánto aporta cada uno a la alianza. Antes, de modo discrecional, se firmaba por acuerdo el porcentaje de votos que correspondía a cada uno y eso dio lugar a algo llamado “la cláusula de la vida eterna”, pues la transferencia garantizaba los votos necesarios para mantener el registro, acceder a prerrogativas y cargos de representación proporcional. Ya no se puede. Lo que gane cada uno por su fuerza es lo que cuenta.
El caso es que hubo acuerdo de alianza local en los dos grandes bloques que compiten en la carrera nacional, que los periodistas y politólogos llaman “oficialismo” y “opositores”, o bien “incumbente” y “retador”. Comienzo por la alianza de Morena, que juega de oposición en el caso chihuahuense. Resulta que para mi sorpresa incluso, van en alianza parcial y nada más con el Partido del Trabajo. Es decir, su aliado nacional Partido Verde no los acompaña en el estado, o por lo menos no lo registraron de esa manera, no sé qué pasó hasta el momento. Y en cambio no creí que PT fuera aliado con Morena luego de las fuertes declaraciones por sumar a equipo de Claudia Sheinbaum a Javier Corral. Pero así es esto. La alianza no tiene mucha tela. Básicamente unen PT y Morena en Juárez y Chihuahua para alcaldía, y otros municipios, y todos los distritos de la primera y solo uno de la segunda, más dos distritos locales adicionales.
Del otro lado se conformó a alianza “Juntos por el bien de Chihuahua”, entre PAN, PRI y PRD, en la gran mayoría de los municipios, pero en unos cuantos en que no coincidieron sobre quién es más fuerte, van por separado o en alianzas parciales. En Juárez y Chihuahua hay alianza total, y se respeta a grandes rasgos que encabece donde cada uno tiene mayor fortaleza. En algunos casos resolverán mediante encuestas. Y básicamente se apuesta por el Congreso local.
Aquí quiero hacer un apunte para disolver mentiras interesadas que se le imputan. Se desgañitan pretendiendo motejarla de incongruente, con una frase pegajosa pero falaz: no se juntan el agua y el aceite. Ya en otros artículos he explicado esto. En un mundo muy plural como el que vivimos, las alianzas son indispensables para la gobernabilidad. En muchos países hay mecanismos para construirlas, por ejemplo, la segunda vuelta como acaba de suceder en Argentina, o la mayoría parlamentaria como en muchos países europeos. Construir una alianza es complejo, porque por naturaleza los partidos son distintos y excluyentes, tienen diferentes propuestas para conducir el gobierno y atender las necesidades de la gente. Hacer una alianza significa entonces un sobre esfuerzo para identificar en lo que sí están de acuerdo, y darle prioridad a eso. Desde luego que PAN y PRI, y PAN y PRD hemos sido rivales mucho tiempo, con rudeza, con encono. Hasta a balazos y con muertos. Pero decir que por ese antecedente no podemos ni debemos unirnos nunca es vivir fuera de la realidad. México ha cambiado, los partidos han cambiado. Y hemos identificado coincidencias, entre ellas que, de no haber un cambio de rumbo, el país, y arrastrando a Chihuahua, irá hacia una dictadura de enorme daño a la gente, como ya empezamos a ver. Y, por el contrario, mantener esta alianza a nuestro Estado permitirá seguir dando a los chihuahuenses mejores resultados aun, una etapa de prosperidad larga que cimiente la mejor vida de actuales y futuras generaciones.
Los morenistas se llenan la boca acusando de una alianza “prianista” cuando que sus principales líderes y próximos candidatos son panistas y priístas, y ni siquiera gente de prestigio sino absolutamente impresentables, como los Corral, Cruz, Riggs, Quezada, Borruel, Latorre, que ahora vemos abanderándolos. Que han desplazado al morenismo y se han adueñado de ese partido y sus causas para conseguir pingües beneficios.
Y, por cierto, hay ciertas formas en que con partículas pequeñas se combinan de modo práctico agua y aceite. Se llaman emulsiones. Pero bueno, burros que son, no saben de ciencia política, menos puede uno esperar que sepan de física o química.
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