Por Sixto Duarte
…..Hay una canción de David Summers, vocalista de “Hombres G”, cuyo título es precisamente “Temblando”. La melodía narra las vicisitudes y tormentos de una relación amorosa. Al final, uno de los enamorados se queda temblando por el desenlace de su relación, que encarnaba un amor que no era recíproco.

De la misma forma que este amante no correspondido se queda temblando, justamente así se encuentran el presidente de la República, las corcholatas, y todos aquellos personajes ligados a la 4T, a partir de los anuncios de los aspirantes del Frente Amplio por México.
Esta semana hubo diversos movimientos, personajes políticos que se suben a la contienda interna, otros que deciden no participar, pero el común denominador es que todos ellos son políticos experimentados que tienen con qué enfrentar al régimen más corrupto que ha gobernado México desde 2018.
Primeramente, hablemos de aquellos personajes que decidieron no participar. Dentro del PRI, PAN y PRD surgieron los nombres de Mauricio Vila (gobernador panista de Yucatán), Lily Téllez (senadora del PAN), Alejandro Murat (exgobernador priísta de Oaxaca), José Ángel Gurría (exsecretario de Estado, y exsecretario general de la OCDE), Germán Martínez, y Claudia Ruiz Massieu (exsenadora), entre otros.
Son diversas las razones por las cuales estos personajes decidieron no participar en el proceso interno del Frente Amplio por México para elegir a su coordinador, quien terminará siendo el candidato oficial de la oposición.
Por otro lado, se encuentran aquellos que decidieron registrarse para participar. Primeramente, Santiago Creel. Exsecretario de Gobernación, y excoordinador de los senadores del PAN, es el actual presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Santiago encarna al prototipo del político panista. Ha tenido las más altas responsabilidades en el Gobierno federal y ahora busca ser el abanderado opositor. Nadie duda de su capacidad, mas parecería que no es el candidato que pueda arrastrar lo suficiente para enfrentar al gobierno, que es el verdadero adversario a vencer en 2024.
En circunstancias similares está Xóchitl Gálvez, senadora del PAN, pero sin militancia en ese partido político. El momento político parece favorecer a Xóchitl. Entrona y aguerrida, es un ejemplo de movilidad social. Xóchitl refleja todo lo que Morena dice representar (pero que suele ser solamente discurso del partido guinda). Gálvez es una mujer de origen indígena, de izquierda, y que conoce de primera mano las necesidades de las familias mexicanas.
El oficialismo no puede llamarla fifí, en virtud que no lo es. No puede llamarla corrupta, porque no ha tenido ningún cargo por el cual pudieran inventarle responsabilidades. No puede decir que no es pueblo, porque habla como pueblo. En pocas palabras, Xóchitl le mojó la pólvora a los que actualmente gobiernan.
Igualmente se inscribió Enrique de la Madrid. Exdiputado y exsecretario, Enrique de la Madrid es un hombre probo y preparado, desde la óptica académica, como desde la perspectiva política. No hay manera de que lo señalen, pues no tiene cola que le pisen.
La senadora Beatriz Paredes también alzó la mano y busca la nominación de la oposición. Paredes es una mujer que ha ocupado toda clase de cargos en la política mexicana. Es conocedora de las formas políticas y seguramente algo podrá abonar en la construcción de una oposición sólida y robusta.
Por el lado del PRD, Silvano Aureoles, exgobernador de Michoacán alzó la mano junto con Miguel Ángel Mancera.
Ahora bien, hubo diversos perfiles que igualmente se han registrado, pero que tienen menos oportunidades, entre ellos Francisco Javier García Cabeza de Vaca (exgobernador de Tamaulipas), Sergio Iván Torres, Víctor Hugo Gutiérrez entre otros.
Por otro lado, las corcholatas temblorosas han centrado sus ataques en Santiago Creel y en Xóchitl Gálvez, quienes ellos estiman que tienen mayores posibilidades de triunfo en la contienda interna del Frente Amplio. Además, se han estado acusando entre las mismas corcholatas de gastos excesivos en su pre-precampaña. Sin embargo, en el Frente Amplio por México ha reinado la cordura y la mesura.
Es decir, se puede advertir que el proceso del Frente Amplio por México será terso. Será así porque los hombres y mujeres que participan en este bloque saben que el adversario está enfrente. Con un gobierno profundamente corrupto, populista, que no es capaz de garantizar los más elementales compromisos del Contrato Social, México no puede darse el lujo de que vuelvan a ganar los que llevan cinco años saqueando al país, destruyendo instituciones, y corrompiendo todo lo que encuentran a su paso. Por ello, puedo vaticinar que no habrá pugna interna en el Frente Amplio por México, como sí la hay en las peleas de las corcholatas. La oportunidad para salvar a México es solamente una, por ello saben que deben desarraigar proyectos y ambiciones personales en pro de un proyecto superior.
En Chihuahua, la gobernadora del Estado (quien sería la líder política de la entidad) ha demostrado tener cercanía con Santiago Creel. Sin embargo, es evidente que empiezan a verse señales que podría apostar por Xóchitl Gálvez.
Es importante que la ciudadanía se interese y participe en este proceso, pues resulte electo el candidato que sea, será un esfuerzo conjunto de la ciudadanía y los partidos políticos. Aquellos que se quejan de que las cosas no van bien en México, tienen la oportunidad histórica de cambiar esta realidad e involucrarse en el cambio que demanda México.
En 2018, López Obrador obtuvo más de 30 millones de votos con cerca del 60 por ciento del listado nominal votando. En 2021, Morena y sus aliados obtuvieron 17, más que evidente que Morena viene en una caída libre de la cual no se recuperarán, menos si tienen las pugnas internas que actualmente tienen.
Morena y la 4T han demostrado ser expertos en el manejo de narrativas triunfalistas. Emulando la obra 1984 de George Orwell, donde el gobierno editaba las noticias y cambiaba el pasado y el presente, Morena trata de decirnos que el país está en paz, a pesar de que las cifras del propio gobierno demuestran que ya es el sexenio más sangriento de la historia. También tratan de decirnos que la economía va bien cuando la inflación se encuentra desmedida. Culpan de todos los males a Calderón, al neoliberalismo, a la Suprema Corte, y a cuanto personaje les resulte incómodo.
Sin embargo, están temblando precisamente porque saben que, de seguir las tendencias como siguen, perderán la elección de 2024, la misma que se puede advertir desde ahora que será un verdadero cochinero. Y me atrevo a usar esta palabra por el profundo desprecio que ha mostrado el Gobierno respecto a la ley y el Estado de Derecho. Precisamente esta semana, el Tribunal Electoral inscribió a López Obrador en el padrón de infractores electorales. Sin embargo, bajo la premisa de “no me digan que la ley es la ley”, López Obrador (quien tendría vedado hablar de política partidista en sus conferencias mañaneras) dijo que no acatará el fallo judicial. Como si las sentencias fueran meras sugerencias, y no resoluciones que lo vinculan.
Es momento que la sociedad analice que, la falta de medicinas en los hospitales, la militarización de áreas estratégicas del gobierno, la inseguridad (a pesar de la militarización) reinante en el país, y el nulo desarrollo económico tienen un solo responsable, y este es López Obrador.
México ya votó una vez con el hígado. Aquel que dijo que pacificaría el país en seis meses, no lo hizo. Aquel que dijo que la gasolina bajaría a diez pesos el litro, mintió. Este ha sido el gobierno más mitómano de la historia. México ya no puede equivocarse. Todavía puede revertirse el daño causado por esta caterva de populistas, quienes actualmente están temblando.
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