¿Por qué andan asustados los exgobernadores?

José Díaz López

…..En la vorágine de la desinformación de la guerra sucia, busquemos una fisura que nos aproxime a la verdad, de lo que está sucediendo, en la disputa por el poder….

La última “nota” que la desinformación de la derecha sembró en el escenario, consiste en que, en  una encuesta se hizo el hallazgo, mágico, de que “de un día para otro”, Xóchitl “alcanzó y ya rebasó” a Claudia Sheinbaum en las preferencias de la disputa presidencial. Obviamente, nadie que sea sensato, lo va a aceptar, pues equivale a aceptar que “en menos de 48 horas” la candidata conservadora ganó 10 o 15 millones de votos por lo menos. Lo cual es inverosímil, increíble e imposible, pues hacer votos, no es como maquilar enchiladas, mucho menos gelatinas.

Todo indica que la derecha quisiera, y lo está haciendo, poner en práctica la misma estrategia que usó Calderón para robarse la Presidencia de la República en el 2006. No sólo siembran esa descomunal mentira, sino que visibilizan la estrategia principal que va de la mano con todos los contenidos de la guerra sucia del “narcopresidente”, “narcocandidata” etc.

La derecha deja ver su intención, de intentar arrebatarle a la “brava” a Morena, la Presidencia de la República, y otras posiciones, como ya lo han hecho en varias ocasiones.

Precisamente con esa estrategia de arrebatar “haiga sido, como haiga sido” la silla presidencial, nos dejan entrever los conservadores, que ya se sienten derrotados antes del 2 de junio.

También notamos la misma desesperación, en las palabras de los candidatos y exgobernadores prianistas, expresando abiertamente el “peligro” en que se encuentran.

El miedo se nutre con la idea del peligro; es la primera causa de la inseguridad que siente el que las expresa.

En ese sentido, Marko Cortés dice que: “La gente vea con preocupación lo que está pasando en el país”, “necesitamos el 70% de la votación para ganar”. Francisco Barrio dice: “No voten por Morena para no caer en una dictadura”, “regreso a la política porque veo una situación grave en el país…de mucho peligro”, “lo que está en juego es muchísimo, hay un peligro enorme”. Reyes Baeza urge: “Hay que salir a votar para no regresarnos 3 o 4 o 5 décadas anteriores”, “hay que tocar la puerta de amigos y vecinos para que salgamos todos a votar en favor de Chihuahua y México”. Fernando Baeza exclama: “Que tiene un entorno político muy complicado”.

Esas palabras, dichas por los ex gobernadores y dirigentes nacionales del conservadurismo dejan entrever el peligro, la extrema dificultad circunstancial en que se encuentran, hasta el momento, y principalmente en la conservación de la mayoría en el congreso local.

Hurgando en la psicología que impulsa las expresiones de los ex gobernadores, se encuentra el rostro con ojos desorbitados, la desesperación que sienten, porque las cosas no les están saliendo bien a nivel nacional.

Sostenemos esta deducción como válida, también para Chihuahua. Sobre todo, porque los conservadores nunca previeron ni imaginaron, que se iba a dar la irrupción popular con miles de manifestantes en Guachochi, en Urique apoyando a Morena y del surgimiento de “cruceros” muy nutridos en Juárez, así como grandes mítines en Delicias, Camargo, Parral y Madera.

La aparición imprevista de varios pueblos serranos manifestando su apoyo a Morena antes del 2 de junio, desconcertó a todos los estrategas electorales. Incluso a los que hemos seguido con lupa, la concreción del impresionante fenómeno del despertar de la conciencia política en la sociedad.

Sin duda alguna el mapa electoral con el que empezó la elección en Chihuahua, está cambiando. La segmentación electoral que ponía a Morena arrinconado con el 40% de la votación en Juárez; y al PRIAN con el 60% restante en todo el estado, se ha movido. Teniendo en cuenta la irrupción de esas manifestaciones de los pueblos de la Sierra Tarahumara, nos induce a decir que la ola guinda se extendió fuera de Juárez, apareciendo en varias regiones de Chihuahua, que hasta hace poco los ingenieros electorales aseguraban que eran bastiones del “voto duro” del conservadurismo.

La movilidad y presencia del despertar de la conciencia política, es notoria en todo el territorio estatal. Ya no es Juárez el único bastión electoral de Morena, pues todo indica que se están adicionando nuevas cantidades de votación en la Sierra Tarahumara y otras regiones.

Es obvio que los ex gobernadores “sientan” el peligro, la inseguridad por el resultado electoral que se habían fijado.

De la inseguridad nace el miedo, la preocupación de sentirse “en peligro” y convocar con súplicas de urgencia “a tocar las puertas de los vecinos y los amigos para que todos salgan a votar” lo dice todo.

Nunca antes habíamos visto tan asustados a los ex gobernadores.

Y no es para menos: está en juego, al final del camino la conservación de las últimas gubernaturas en manos de la derecha.

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