El asedio a Chihuahua

La Visión de Luis Froylán Castañeda

Empresarios y sociedad informada cometerían un error si dejan la manifestación contra los libros, miércoles 23, en la obviedad de los acarreados, la vileza de usar niños como parte del escenario y el dispendio económico. Ese primer ejercicio callejero debe ser interpretado como acentuación del ataque contra Chihuahua, instruido en Palacio Nacional desde que López Obrador asumió el poder.

En los primeros tres años entidad y gobierno fueron ignorados, como siempre; en los últimos dos han sido víctimas frecuentes del autoritarismo populista intentando socavar los liderazgos regionales. Destruir es su método estandar antes de asaltar el poder.

Chihuahua es estado tradicionalmente desatendido por la Federación. Con las excepciones de Fernando Baeza, último gran gobernador, y Patricio Martínez con los excedentes petroleros, el gobierno local jamás ha recibido más de lo que estrictamente le corresponde por ley. Pero nunca estuvo bajo asedio como ahora: la demencial insistencia por llevarse el agua, los reiterados recortes a las partidas asignadas, la negligencia en combatir el crimen, el abandono deliberdo de carreteras (no tapan ni un bache), la falta de inversión en Salud, Educación y un largo etcétera. Ni que pensar en obra pública licitada por del Gobierno Federal o que ayuden a reducir la deuda.

La gobernadora Campos, ha descrito el asedio como “una atmósfera política hostil”.  Encender alertas amarillas es una obligación de los chihuahuenses comprometidos con su estado. Véanlo así: los nuevos empoderados del populismo y los oportunistas que, presurosos, se montaron sobre su ola, jamás han hecho ni harán algo por Chihuahua. ¿Qué ha hecho Ariadna Montiel aparte de conspirar contra el gobierno local? ¿Y Pérez Cuéllar amen de haberse enriquecido? ¿Cuándo han gestionado una obra Juan Carlos Loera, Andrea Chávez, o la senadora Caraveo?. Son políticos sin antecedentes, empoderados accidentalmente por el boom Obrador del 2018 y en algunos casos producto de la tómbola.

Ellos, los empoderados del populismo, junto a otros que yo llamo chairos de closet como Javier Corral, Luz Estela Castro y sus vestales corrompidas, Víctor Quintana, Javier Ávila son quienes pretenden rescatar a Chihuahua. Entendiendo “rescate” como la instauración de un régimen que genera pobreza a modo de garantía electoral, alienta la corrupción, cede espacios de poder al crimen, atenta contra las instituciones, emprende una guerra feroz contra las clases medias, combate la libertad de expresión, persigue a los intelectuales de pensamiento libre. La reproducción de lo que vemos en el gobierno de López Obrador.

Pese a todo el dinero tirado en los programas del asistencialismo electorero, en vez de avanzar han retrocedido. Las voces que aparecen de vez en cuando en medios y los que nutren los chats con loas al régimen y los saturan de memes insultantes o de triunfalismo enajenado, son instrumentos bobos. Los verdaderos idéologos del régimen están sinceramente preocupados por el retroceso electoral de Morena y el surgimiento de una oposición formidable. En consecuencia es obligado esperar que, desde la oscuridad de los sótanos en Palacio Nacional, conspiren contra los estados “reaccionarios y conservadores” que amenazan su proyecto, entre ellos Chihuahua.

Nada más pongámoslo así: En sus planes no había candidato opositor, ya está Xóchitl; la oposición estaba moralmente derrotada, hoy construye un equipo de ensueño con Beatriz Parédes, José Ángel Gurría, Santiago Creel, Miguel Mancera, Enrique de la Madrid, Germán Martínez, la propia Xóchitl y otros personajes de alto perfil y experiencia probada que irán sumándose en el camino, como podría ser Enrique Alfaro. ¿Qué la oposición era Cortés, Alito, Zambrano, Claudio X? ¿Ah si, eran ellos? No, hay una formidable oposición social y política contra el régimen. A la sociedad le aterra la visión del México colapsado hacia donde nos lleva el populismo corrupto.

También López Obrador y sus ideólogos han visto con absoluta claridad el poder del Frente opositor, saben que la continuidad del régimen está en peligro, los desquicia la mera idea de perderlos. Encuentran repugnante e inadmisible la nueva realidad que, súbitamente, apareció frente a su ojos tan potente que no han podido procesarla y, en su interior, les resulta imposible negarla. Serán cada vez más violentos, rupestres e inescrupulosos. Tardaron más de medio siglo en llegar, quieren quedarse para siempre y con ese afán, Chihuahua, al que López Obrador llama “conservadurismo terracista”, serán blancos preferidos de sus inquinas.

La gobernadora Campos está al frente de la oposición doméstica, vendrán primero por ella. Pero el objetivo no es Maru, pretenden asaltar el poder estatal, tomarlo como trofeo para su líder amadísimo. En esa hipótesis amenazante, empresarios, académicos, profesionitas, iglesias, líderes sociales y políticos profesionales conscientes del precario momento que vive el país y el estado, necesitan presentar un solido frente y actuar coordinadamente en consecuencia, no por la gobernadora, por Chihuahua, sus instituciones, su desarrollo y su estabilidad social y política.

Partan de la siguiente lógica: Chihuahua -pueblo, capital y gobierno- está sólo frente al feroz asedio del autoritarismo. Quien se sienta inmune amparado en sus millones o atenido a la relaciones federales, peca de ingenuo. Con López Obrador no se puede y si consigue imponer a su proyecto de juanita, lo veremos instalado en un trono dorado al que ningún moratal podrá acceder, oficiará de oráculo hablando através de Claudia. Nos unimos por legítimo interés y en defensa de Chihuahua, o en unos años nos estarán gobernando las ariadnas, andreas, cruces, loeras o sabrá el tlatoani quién. Abusados, no vayan mañana a lamentar la omisión preguntándose Por qué no hicimos nada.

www.lavisiondechihuahua.com

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