El fin del bono sexenal a la alta burocracia: el sello de AMLO

José Luis Contreras

…..La principal molestia de todos los mexicanos contra los gobiernos prianistas que por tantas décadas nos gobernaron, además de la corrupción, era el uso de los recursos públicos como si se tratara de su dinero. De esta manera no sólo usaban el dinero para viajes, comidas, autos, asistentes, y demás, también se aprobaban pagos extraordinarios e ilegales a la alta burocracia como los llamados bonos, como si no fueran suficientes los excesivos sueldos que percibían (que iban de los cien mil a trescientos mil pesos).

Uno de los bonos más polémicos era el denominado bono sexenal, que se entregaba cada que salía un Presidente a esa casta de servidores públicos de nivel de directores para arriba. Dicho recurso consistía en una especie de liquidación, pero exagerada, por el tiempo laborado durante el sexenio, una especie de “gratificación por sus servicios”. Por eso su eliminación, anunciada por AMLO esta semana, fue aplaudido por todas y todos los mexicanos, pues no había justificación para tal regalo de dinero.

Por eso es que cuando cualquier persona señala que el gobierno de AMLO es igual que el de los anteriores, no se puede dejar de señalar a dichas personas como prianistas, como un discurso fuera de la realidad para evitar que AMLO y su partido sigan dejando fuera del gobierno y los congresos, de los tres niveles de gobierno, al PRI y al PAN.

Y es que la austeridad de AMLO quedó demostrada desde el inicio de su gobierno con la reducción de sueldos y salarios a todos los altos funcionarios, la eliminación de gastos extraordinarios (autos, viajes, comidas, celulares, asistentes), pero sobre todo con la eliminación de bonos como de este tipo (se acabaron los pagos de gastos médicos mayores y bonos de alimentos, gasolina y demás).

Estas medidas son precisamente lo que diferenció a su gobierno de los anteriores: privilegiar el presupuesto en gasto social, obras y necesidades de los mexicanos, eliminando los lujos, gastos y bonos que la alta burocracia recibía. De esta manera queda comprobado que la única justificación que tenían los gobiernos anteriores para mantener ese estilo de vida de ricos era el sentirse dueños del presupuesto y el Gobierno, despreciando las necesidades de la gente.

Fue así como el Presidente le cerró la boca a toda la clase de medios y opinadores que antes le aplaudían al régimen (porque a ellos también les tocaban grandes tajadas del presupuesto), y que se reían de él (puede encontrar videos en YouTube de esto) cuando desde 2006 afirmaba que el presupuesto sí alcanzaría para las pensiones y obras que anunciaba desde hacía tres sexenios, gastando eficientemente el presupuesto, pues se derrochaban año con año 500 mil millones de pesos.

Gracias a los apoyos sociales y pensiones, sus grandes obras, el crecimiento de la economía, la reducción de la pobreza, pero sobre todo a su manera de gobernar, AMLO pasara a la historia, pues además de todo esto no le dio miedo recortar salarios y lujos a la alta burocracia, no le dio miedo que se enojaran con él, y eliminó para sí mismo y los ex presidentes la pensión que tampoco tenía razón de ser. Gobernó con el ejemplo y la aplicó para su equipo, y es tal vez el paradigma más importante que llegó a romper y que será difícil que vuelva: gobernar con austeridad, sin excesos y sin derroche.

Lástima que el Poder Judicial y los organismos autónomos como el INE, el INAI, y demás, no quisieron reducir esos sueldos y lujos, amparándose contra la Constitución que prohíbe que cualquiera gane más que el Presidente. Por eso es tan lamentable el fraude electoral de 2006 (y no lo digo yo, lo dijo el Tribunal Electoral, pero en ese momento no estaban las condiciones políticas ni legales para la anulación de la elección según dijeron los magistrados), porque México hubiera empezado a cambiar desde dicho año y no hubiéramos padecido la violencia de Calderón y su narcogobierno con su narco policía, que abrió la Caja de Pandora y ya no la pudo cerrar.

Nos hubiéramos ahorrado la terrible violencia que los juarenses padecimos y recordamos amargamente, donde no podíamos salir, la mayoría de los negocios cerraron y los que quedaron pagaban cuota, con un éxodo masivo de la población, con el temor a la policía federal por los casos documentados de secuestro, robo y violación (ahí están las investigaciones en los juzgados penales estatales y federales), homicidios de gente inocente como los estudiantes de Salvárcar y tantos y tantos “daños colaterales” como lo llamó Calderón. Y aun así algunos añoran que vuelvan a gobernar ellos mismos, afortunadamente sólo son los seguidores del prianismo, que cada vez son menos.

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