Podría ocultar uso indiscriminado de fármacos el cáncer gástrico

CDMX.- La acidez estomacal, indigestión y el dolor de abdomen siguen sin darle tregua desde hace un tiempo, y el rápido alivio de su antiácido de cabecera de nuevo parece la única solución. ¿Lo es en verdad?

Desafortunadamente, la prolongada automedicación con el uso indiscriminado de fármacos para el control de la gastritis y el reflujo podría en realidad enmascarar un problema de salud grave como es el cáncer gástrico o de estómago.

«Eso (la automedicación) es un factor que hoy en día sabemos que puede generar un retraso en el diagnóstico de este cáncer», refrenda en entrevista remota el médico argentino Juan Manuel O’Connor, especialista en oncología clínica.

Como sucede con cada cáncer, entre más pronto sea detectado, mejor será el pronóstico. Sin embargo, al confundirse los síntomas de este tumor maligno del tracto digestivo superior con un mero problema gástrico, los pacientes no son diagnosticados sino hasta que la enfermedad ha avanzado, y entonces su posibilidad de sobrevida se reduce a meses.

«Los programas de screening o de detección precoz, en general, están destinados a detectar el cáncer antes de que aparezcan los síntomas; (…) tratamos de hacer una detección temprana, pero con algún tiempo de desarrollo de la enfermedad. Por eso a veces es difícil, porque los síntomas que se presentan suelen ser inespecíficos.

«El dolor abdominal, dolor en la boca del estómago, trastornos en la digestión, cambios en los hábitos es decir, sensación de saciedad precoz, son síntomas que pueden estar asociados (con el cáncer gástrico), pero que en algunos casos es porque ya hay cierto tiempo de desarrollo de la enfermedad», agrega O’Connor, jefe de la Sección de Tumores Gastrointestinales en el Instituto A. Fleming, en Buenos Aires, Argentina.

En México, donde cada año se diagnostican entre 6 mil y 8 mil nuevos casos de este tipo de tumor posicionándose entre las 10 primeras causas de muerte por cáncer, el 70 por ciento de los enfermos llegan con un especialista en etapas avanzadas, tal cual ha apuntado el oncólogo Armando Ramírez Ramírez, del Hospital Juárez.

Si bien el desarrollo de la inmunoterapia ha empezado a cambiar el paradigma de tratamiento del cáncer gástrico atendido usualmente con cirugía más radio y quimioterapia, O’Connor insiste en la promoción de acciones preventivas, con pacientes que ante la sospecha van a consulta, y médicos que interpretan correctamente su condición.

«Y así, si realmente existe un cáncer, uno pueda detectarlo de manera precoz, y no que esa persona pase por dos, tres, cuatro médicos, y haya un retraso en el diagnóstico», concluye el experto.

Una inquilina indeseable

Además de la edad, la predisposición genética y los hábitos alimenticios llevar una dieta con alto contenido de alimentos salados y ahumados, y un bajo contenido de frutas y verduras, entre los principales factores de riesgo para el desarrollo del cáncer gástrico está la infección por Helicobacter pylori, una bacteria que induce inflamación gástrica crónica.

«Hay distintos tipos de tumores que tienen un modelo de carcinogénesis o de desarrollo asociado a una infección, donde la inflamación crónica explica justamente parte de este desarrollo de las células tumorales o de la proliferación celular porque genera un microambiente propicio para ello», detalla el especialista en oncología clínica Juan Manuel O’Connor.

Se estima que el Helicobacter pylori causa entre el 65 al 80 por ciento de todos los casos de cáncer de estómago, y por ello su detección y tratamiento oportuno constituye un esfuerzo preventivo importante contra este tipo de tumores que pueden crecer a través de la pared del estómago e invadir órganos cercanos.

«Si uno tiene algunos síntomas como acidez, ardor, dolor, que no mejoran con un tratamiento de los habituales para controlarlos, hay que ir a consulta con el médico para poder contarle y evaluar si esa persona tiene riesgo o no para tener una infección por el Helicobacter pylori», exhorta el médico.

«El estudio más importante es la endoscopia digestiva alta, que a veces nos va a permitir detectar o evaluar la presencia de alguna lesión temprana, como así también detectar si tenemos el Helicobacter pylori. Y de esta forma erradicar la infección para reducir el riesgo de desarrollo de la enfermedad», remarca.

Hacen alianza internacional

Sensibilizar a la población con material educativo sobre los factores de riesgo para desarrollar cáncer gástrico, y mejorar los tiempos de diagnóstico mediante la formación profesional sobre signos y síntomas, es parte de los esfuerzos del proyecto internacional LEGACy.

«Es un proyecto cooperativo que ha permitido un trabajo en conjunto de países europeos con Latinoamérica para tratar de identificar factores de riesgo, saber cómo son nuestras poblaciones, cuáles son las diferencias, cuáles son las medidas que podemos tomar para trabajar en prevención primaria, en prevención secundaria, y también con relación al tratamiento.

«(Esta iniciativa) nos permite, justamente, poder estudiar mejor nuestra población y establecer políticas a futuro para trabajar en los países de mayor incidencia en la reducción de la mortalidad», comenta el médico argentino Juan Manuel O’Connor, coordinador para Latinoamérica del proyecto LEGACy.

Lanzado hace cuatro años, con una inversión de casi 3.6 millones de euros, este proyecto integra a 11 institutos de investigación y centros universitarios de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), de nueve países: España, Portugal, Alemania, Bélgica, Holanda, Argentina, Chile, Paraguay y México.

LEGACy, en el que el país participa a través del Instituto Nacional de Cancerología (INCAN) y con expertos como la oncóloga Erika Ruiz García, comprende también una serie de análisis que permitirán una mayor comprensión en torno a este tipo de cáncer.

«Se están estudiando muestras de sangre, muestras de saliva, características de la parte molecular, el microbioma, para saber cuáles son esas diferencias y a futuro establecer políticas distintas con base en el conocimiento a través de este grupo cooperativo», relata O’Connor, refiriendo que es un proyecto independiente a la industria farmacéutica.

«Es un estudio que está terminando después de cuatro años», prosigue. «Ya está terminando la etapa de reclutamiento, y ahora va a empezar la de análisis de esos pacientes para ver justamente cuáles son las características diferenciales». 

Israel Sánchez/ Agencia Reforma

Se el primero en comentar

Deja un comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*