Último llamado a la oposición….

Por Max Cortázar

……En los últimos 30 días hemos presenciado dos encuentros donde se han reunido los aspirantes de la oposición a la Presidencia de la República. El primero fue organizado por Unid@s, al cual asistieron los 13 precandidatos que hasta hoy han expresado públicamente su interés. El segundo, realizado en la Ciudad de Aguascalientes, en el marco de la reunión plenaria de los legisladores locales del PAN, participaron las tres figuras más posicionadas de ese instituto político: Lilly Téllez, Santiago Creel y Francisco García Cabeza de Vaca.

Hoy nos encontramos a poco más de un año para que se lleve a cabo la elección presidencial. Con la cuenta regresiva encima, medios de comunicación y líderes de opinión se preguntan de manera constante, ¿dónde está la oposición? ¿Por qué no reacciona? ¿Por qué no se le ve en las calles? Esto a consecuencia del contraste de actividades y propaganda que llevan más de un año realizando las tres corcholatas de Morena.

También, los medios de comunicación y especialistas del derecho han documentado cómo el partido en el poder, de manera ilegal y evidente, aprovecha no sólo los programas sociales, sino, además, ha violentado todas las leyes electorales; publicitándose de manera indebida en numerosas bardas, espectaculares, redes sociales, entre otros canales de difusión masiva; así como con recorridos de las corcholatas por todo el país, a partir de los cuales surgen serias dudas sobre el origen del financiamiento para la realización de estos desplazamientos y concentraciones por demás frecuentes.

Del otro lado del mostrador, la oposición se encuentra desarticulada. Sin una propuesta clara que aglutine a los millones de mexicanos que no están de acuerdo con la situación vivida en el país, los tiempos se agotan. Peor aún, la ciudadanía no tiene claridad siquiera si la coalición opositora se mantendrá o dependerá del resultado de las próximas elecciones en el Estado de México.

Lo único que observamos son esfuerzos individuales de aspiraciones legítimas que se pierden en la coyuntura; o eventos poco atractivos dirigidos a grupos selectos que no generan convencimiento entre los ciudadanos y, por lo mismo, son completamente irrelevantes para los medios de comunicación. En la oposición sigue sin haber contraste de propuestas, condiciones para la mística electoral y cercanía con el pulso de amplios segmentos de votantes.

Por ello, es urgente que los partidos políticos fijen las reglas claras de cómo se definirá el abanderado presidencial para la elección del 2024. No se pueden dar el lujo de caer en el mismo error que se cometió en las elecciones de 2018, donde se dio la espalda a los militantes y se abandonó a los ciudadanos mediante una selección de serie de candidatos (al Ejecutivo federal y al Congreso de la Unión) definida en forma poco transparente, lo cual provocó divisiones y rompimiento en las estructuras partidistas.

Los partidos de oposición tienen que entender que, si no logran la unidad al interior de los mismos, mucho menos lograrán la unidad con los ciudadanos. Bien dice el dicho: “Quién no puede lo menos, no puede lo más”.

Es primordial que la alianza opositora se mantenga para poder ser competitivos, pero, sobre todo, necesita, cuanto antes, hacer a un lado las diferencias. Hoy, este grupo de partidos debe quitarse el miedo y abrir todos sus procesos al voto ciudadano.

Resulta paradójico que las dirigencias, un día sí y el otro también, se burlen de un dedazo disfrazado de encuesta en el partido oficial, así como acusen la búsqueda de reinstalar prácticas antidemocráticas, pero desde sus propias posiciones de poder pareciera ser que pretenden hacer lo mismo al interior de los partidos que comandan.

Estamos a tiempo y la lección es clara: si no se llevan a cabo procesos abiertos a los ciudadanos, el destino de la coalición está sellado al fracaso y el rompimiento. Hoy, Marko Cortés, Jesús Zambrano y Alejandro Moreno tienen la gran responsabilidad de regresarle el poder de los partidos a los ciudadanos, de hacer a un lado sus agendas y compromisos personales. Ya basta, es momento de pensar en México y no de buscar a toda cosa la sobrevivencia de pequeños cotos de poder.

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